JOHANNESBURGO, SUDÁFRICA

UNA NUEVA IGLESIA EN LA CUNA DE LA CIVILIZACIÓN

1 DE NOVIEMBRE DE 2003

En la inauguración de la primera Iglesia Ideal de Scientology en el continente africano, el Sr. David Miscavige, Presidente de la Junta de Religious Technology Center y líder eclesiástico de la religión de Scientology, se dirigió a los scientologists sudafricanos e invitados ilustres en la apertura de la nueva Iglesia de Scientology de Johannesburgo el 1 de noviembre de 2003.

“¿Dónde, al reunirnos en esta velada, están puestos los ojos del mundo de Scientology? No en América, ni en Inglaterra ni Dinamarca. Están puestos en África. Porque lo que habéis creado es la más excelente Iglesia Clase V de Scientology. Esta noche Johannesburgo se mantiene como la Número Uno”.

En la inauguración de la Iglesia de cuatro edificios, y 3.400 metros cuadrados, con el Sr. Miscavige se encontraban el Ministro de Artes, Cultura, Ciencia y Tecnología de Sudáfrica, el Doctor Ben Ngubane. También dando la bienvenida a la Iglesia se encontraban la Concejala de la ciudad de Johannesburgo Carol Milner, el Comisario de la Policía del área de Johannesburgo, Oswald Reddy, y la redactora jefe y editora de la revista Tribute, la Sra. Pearl Mashabela.

El Sr. Miscavige indicó los muchos logros que los scientologists de Sudáfrica habían llevado a cabo en los 45 años de historia de la congregación, incluyendo la exposición de los campos de trabajo psiquiátricos alojando a ciudadanos negros y el incansable esfuerzo por restaurar sus Derechos Humanos durante la época del apartheid; capacitando a las siguientes generaciones con programas de alfabetización y calmando revueltas a escala completa con la amplia distribución del código moral, El Camino a la Felicidad, un código que podría adoptar toda Sudáfrica.

Citando la predicción del Fundador de Scientology L. Ronald Hubbard que “de Sudáfrica surgirá la siguiente gran civilización de este planeta”. El Sr. Miscavige dijo a los scientologist que se reunieron: 

“Vosotros no sólo representáis la esperanza y sueños de un continente, representáis las esperanzas y sueños de toda civilización. Y si Sudáfrica sueña con una nación Arco Iris, entonces, África aquí está tu Iglesia; una Iglesia en la que sin importar el color, sin importar el credo, sin importar la posición social, sois bienvenidos.

Porque nosotros no somos blancos. No somos negros. Nosotros somos el uno para el otro hermanos de la humanidad”.