La Esperanza del Hombre

LA ESPERANZA DEL HOMBRE

Con pruebas demostrables, en vez de mera convicción, L. Ronald Hubbard estableció que realmente sí hay un espíritu inmortal de supervivencia y poder infinitos, una unidad con consciencia de consciencia que es el individuo mismo. Con ciencia proporcionando la tecnología que descubrió para el hombre el alma que se le había negado durante tanto tiempo, miles de años de convicciones en el campo de la religión se materializaron en una realidad que cualquier individuo puede llevar a cabo aquí y ahora. Leer Más

Con pruebas demostrables, en vez de mera convicción, L. Ronald Hubbard estableció que realmente sí hay un espíritu inmortal de supervivencia y poder infinitos, una unidad con consciencia de consciencia que es el individuo mismo. Con ciencia proporcionando la tecnología que descubrió para el hombre el alma que se le había negado durante tanto tiempo, miles de años de convicciones en el campo de la religión se materializaron en una realidad que cualquier individuo puede llevar a cabo aquí y ahora. Leer Más

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MÁS SOBRE LA ESPERANZA DEL HOMBRE

Esta actividad no representa una rebelión. Ni siquiera representa vagamente una intención de que desaparezca ninguna de estas cosas. Lo único que representa es la esperanza de que el hombre vuelva a sentir confianza y a tener éxito, de que pueda encontrarse a sí mismo en una sociedad muy confusa y mecánica y pueda recuperar para sí mismo algo de la felicidad, de la sinceridad, del amor y de la bondad con que fue creado.
— L. Ronald Hubbard

Desde el albor de los tiempos, el hombre ha albergado la esperanza de poder alcanzar una mayor libertad, de que la vida tuviera un potencial que trascendiera más allá la rutina diaria de los trueques y las ganancias. Esa esperanza, declarada por los principales líderes religiosos a través de los siglos, ha renovado, una y otra vez, la fuerza del hombre para hacer frente al futuro. Pero sin ningún medio práctico con el que convertir la esperanza en realidad, la meta de una libertad mayor siguió siendo, para la mayoría, si no para todos, un sueño distante e inalcanzable.

Luego, con el comienzo del siglo XX, vino el avance rápido y sin precedentes de las ciencias físicas, dejando al descubierto gran cantidad de nueva información respecto al universo. Pero a la vez, estas ciencias limitaron su búsqueda al mundo material, ignorando o incluso negando la existencia del alma humana.

Tal era el telón de fondo de la búsqueda de 25 años de L. Ronald Hubbard para resolver el acertijo que representaba el hombre. Aplicando las herramientas y metodología de la ciencia del siglo XX junto con el conocimiento acumulado de miles de años de enseñanzas religiosas, buscó una comprensión de exactamente quién y qué es el Hombre.

Luego, en 1952, llegó a un descubrimiento histórico. Con pruebas demostrables, en vez de mera convicción, L. Ronald Hubbard estableció que realmente sí hay un espíritu inmortal de supervivencia y poder infinitos, una unidad con consciencia de consciencia que es el individuo mismo. Es más, mediante el uso de estos mismos métodos científicos, L. Ronald Hubbard también descubrió que podía seguirle la pista a la vida de esta unidad con consciencia de consciencia, vida tras vida tras vida.

Estos extraordinarios descubrimientos significaron ni más ni menos que el descubrimiento del punto en el que se unen la ciencia y la religión, con la ciencia misma proporcionando la tecnología que descubrió para el hombre el alma que le había negado durante tanto tiempo. Y con eso, miles de años de convicciones en el campo de la religión se materializaron en una realidad que cualquier individuo puede llevar a cabo aquí y ahora.

Así nació una nueva religión, la primera religión completamente práctica del mundo: Scientology.